BOBST dispone de todas las principales tecnologías necesarias para producir eficientemente todo tipo de etiquetas: flexografía, digital inkjet, embellecimiento y acabado. Para producir de una a un millón de etiquetas, optimice toda su planta de producción eligiendo y configurando la solución que mejor responda a los requisitos de su cliente.
Las soluciones híbridas Todo-en-Uno, modulares y actualizables, proporcionan flexibilidad y agilidad para producir una amplia variedad de aplicaciones con una sola prensa. Con la mayor integración y automatización digital y analógica, nuestras soluciones digitales e híbridas, disponible en ancho de impresión de 340 mm y 510 mm en un nuevo diseño, optimizado para ofrecer una modularidad absoluta, así como un funcionamiento y un mantenimiento mejorados.
El papel es un material de fibras que se produce con madera, tela o materiales orgánicos. Los tipos de papel que se utilizan en los sectores del embalaje y las artes gráficas utilizan normalmente madera y/o papel y cartón reciclado que se procesan química o mecánicamente para producir pasta de celulosa. La pasta se blanquea y se procesa en una máquina papelera que produce bobinas de papel a las que opcionalmente se puede aplicar un recubrimiento o un acabado para proporcionar una mejor superficie y/o un aspecto visual mejorado.
El papel puede tener un espesor de entre 0.07 y 0.18 mm; el papel para las aplicaciones de impresión y embalaje generalmente está en un rango de entre 60 y 120 g/m2. Por regla general se considera que el punto de transición entre papel y cartón está aproximadamente en los 160 gramos por metro cuadrado (g/m2), dado que sólo a partir de este nivel cuando un material fibroso puede ser lo suficientemente duro y rígido para poder fabricar un envase.
El papel tiene una amplia variedad de aplicaciones industriales, entre las que están el uso para el embalaje de productos tan diversos como confitería o cigarrillos, así como componentes de laminados de embalaje y muchos usos de impresión comercial.
La película se caracteriza normalmente por ser una delgada capa de resina sintética. Existen numerosos tipos de películas y su uso depende de sus propiedades físicas y químicas, lo que las hace especialmente adecuadas para una aplicación determinada.
Las películas plásticas más utilizadas son el polietileno de baja densidad (LDPE), el polipropileno (PP), el polipropileno biorientado (BOPP) y el poliéster (PET).
La película impresa se utiliza en embalajes, materiales de exposición, pegatinas, precintos y una amplia variedad de otras aplicaciones gráficas.
Las películas se caracterizan generalmente por su gramaje, expresado en g/m², y su espesor, expresado en micras. En el caso de algunas películas, también resulta útil conocer su densidad, expresada en g/cm3.
El aumento de la concienciación respecto a los asuntos medioambientales está intensificando la búsqueda de sustratos de película provenientes de fuentes renovables y que sean compostables.
El aluminio se obtiene de la bauxita, una mena que abunda en la naturaleza. Las bandas de aluminio salen del laminador con un acabado brillante natural, casi siempre tan brillantes como un espejo, pero también pueden producirse con un acabado en bruto tipo satinado denominado mate.
La banda de aluminio cuenta con todas las exclusivas características funcionales de la aleación de aluminio con la que esté hecha.
Debido a sus excepcionales propiedades de barrera, la banda de aluminio se utiliza en una amplia variedad de aplicaciones de embalaje flexible y otros embalajes para proteger alimentos, medicamentos, productos cosméticos y una extensa lista de otros artículos, la mayoría de las veces en combinación con otros materiales de embalaje.
Las etiquetas autoadhesivas y de cola húmeda pegadas o integradas en los paquetes son las más habituales. Contienen información importante: desde información sobre el producto hasta instrucciones de seguridad. La apariencia visual de las etiquetas variará entre las etiquetas industriales o de bienes de consumo, que pueden incorporar efectos muy atractivos, como estampación, grabado y tintas en relieve. Algunas pueden incluir tintas invisibles y microtextos por motivos de seguridad.
Las etiquetas autoadhesivas y de cola húmeda más típicas suelen ser de 60 a 240 g/m2. Las etiquetas autoadhesivas y de cola húmeda son las más habituales porque pueden aplicarse en muy diversos contenedores.
Las etiquetas autoadhesivas están hechas de tres capas: un material de superficie, un adhesivo sensible a la presión y un soporte siliconado. Las etiquetas de cola fría son aplicadas mecánicamente antes de la aplicación, normalmente por los fabricantes de embalajes.
Las etiquetas de cola fría se utilizan en distintos recipientes, como botellas y tarros. Las etiquetas de cola fría son aplicadas mecánicamente antes de la aplicación, normalmente por el fabricante de embalajes directamente.» Las etiquetas autoadhesivas utilizan un adhesivo sensible a la presión, por lo que resultan muy cómodas de aplicar y pegar en muy diversos soportes.