Al haber diseñado y fabricado líneas de plegadoras-encoladoras desde 1942, BOBST cuenta con una tremenda experiencia en este campo. Desde nuestra máquina original, la PCR 382, hasta los modelos de alta productividad actuales, hemos aplicado los conocimientos técnicos de nuestro personal, la opinión de los usuarios y una intensa I+D para producir equipos que redefinen una y otra vez lo que se puede conseguir usando este proceso en línea.
Todas las plegadoras-encoladoras y los periféricos de la gama BOBST se han diseñado para ofrecer un rendimiento versátil, productos de alta calidad y una excelente fiabilidad. La naturaleza modular de las líneas de plegadora-encoladora BOBST significa que están disponibles en varias versiones, lo que permite la producción de embalajes sencillos a complejos, de tamaños muy pequeños a grandes, en tiradas cortas o largas y con diferentes niveles de automatización.
El papel es un material de fibras que se produce con madera, tela o materiales orgánicos. Los tipos de papel que se utilizan en los sectores del embalaje y las artes gráficas utilizan normalmente madera y/o papel y cartón reciclado que se procesan química o mecánicamente para producir pasta de celulosa. La pasta se blanquea y se procesa en una máquina papelera que produce bobinas de papel a las que opcionalmente se puede aplicar un recubrimiento o un acabado para proporcionar una mejor superficie y/o un aspecto visual mejorado.
El papel puede tener un espesor de entre 0.07 y 0.18 mm; el papel para las aplicaciones de impresión y embalaje generalmente está en un rango de entre 60 y 120 g/m2. Por regla general se considera que el punto de transición entre papel y cartón está aproximadamente en los 160 gramos por metro cuadrado (g/m2), dado que sólo a partir de este nivel cuando un material fibroso puede ser lo suficientemente duro y rígido para poder fabricar un envase.
El papel tiene una amplia variedad de aplicaciones industriales, entre las que están el uso para el embalaje de productos tan diversos como confitería o cigarrillos, así como componentes de laminados de embalaje y muchos usos de impresión comercial.
El cartón (también denominado cartulina o cartón compacto) es el nombre de una variedad de materiales de papel entre los que están el cartoncillo (FBB, GC o UC), cartón compacto blanqueado (SBB, SBS o GZ) cartón compacto sin blanquear (SUB o SUS), cartones prensados con cara blanca (WLC, GD, GT, o UD), algunos cartones prensados sin cara y ciertos cartones contraencolados.
Para fabricar el cartón, el material fibroso, proveniente de árboles, papel reciclado o una mezcla de ambos, se convierte en pasta. La pasta se blanquea y se procesa en una máquina de fabricación de cartón, que produce cartón de una o varias capas al que opcionalmente puede aplicarse un recubrimiento o un acabado para proporcionarle características superficiales o estéticas mejoradas.
Por regla general se considera que el punto de transición entre papel y cartón está aproximadamente en los 160 gramos por metro cuadrado (g/m2), dado que sólo a partir de este nivel cuando un material fibroso puede ser lo suficientemente duro y rígido para poder fabricar un envase.
El cartoncillo se utiliza principalmente en la industria del embalaje para producir todo tipo de cartones compactos, pero también puede utilizarse en aplicaciones gráficas. Para el cartón compacto, el cartón que se utiliza estará normalmente en el rango de 200 a 600 g/m2, o de 350 a 800 micras.
El cartón ondulado se fabrica combinando papel para caras con papel para ondular en una máquina conocida como onduladora a simple cara. Los papeles para cubiertas utilizados pueden estar hechos con papel reciclado, de pruebas o kraft y por tanto, pueden tener una superficie de color marrón o blanca que puede estar estucada o semiestucada, en función de la aplicación para la que se vayan a utilizar. El papel para ondular es generalmente papel reciclado.
En la onduladora a simple cara se utiliza calor, vapor y un rodillo de ondulado para ondular el papel para ondular, al que se le encola el papel para caras. El resultado es el cara simple, el componente básico de todos los cartones ondulados. El cara simple se utiliza 'tal cual' para algunas aplicaciones específicas, como el contraencolado de láminas litográficas, pero normalmente se combina con más papeles para caras y para ondular con el fin de producir papel ondulado de una sola pared (un cara simple más un papel para caras), pared doble (una sola pared más una cara simple) o multipared (más combinaciones de los anteriores).
El espesor del material ondulado dependerá de la altura de papel para ondular creada por la onduladora a simple cara y la combinación de papeles para ondular utilizados. El rango de espesores puede ir desde los 0.5 mm para el más fino hasta 15 mm para el más grueso, y a veces incluso más. Los gramajes que más se utilizan están dentro de la gama de los 80 a los 300 g/m2, pero algunas aplicaciones específicas pueden utilizar papeles más ligeros o más gruesos.
El cartón compacto grueso es un tipo de cartón de un alto gramaje.
Para fabricar el cartón compacto grueso, el material fibroso, proveniente de árboles, papel reciclado o una mezcla de ambos, se convierte en pasta. La pasta se blanquea y se procesa en una máquina de fabricación de cartón, que produce cartón de una o varias capas al que opcionalmente puede aplicarse un recubrimiento o un acabado para proporcionarle características superficiales o estéticas mejoradas. El cartón resultante tendrá un gramaje superior a los 1000 gramos por metro cuadrado (g/m2).
El cartón compacto grueso se utiliza principalmente en el sector del embalaje para aplicaciones que requieren un elevado nivel de resistencia mecánica, tales como bandejas para productos cárnicos o rompecabezas.
Los convertidores actuales pueden utilizar con una amplia gama de materiales plásticos, entre los que se incluyen productos tan diferentes como el polipropileno (PP), el polietileno (PE), el cloruro de polivinilo (PVC), el politereftalato de etileno (PET) y, más recientemente, el ácido poliláctico (PLA), que se fabrica de fuentes renovables.
Durante algunos años se ha producido un cierto grado de transición de los especificadores del cartón tradicional al plástico, especialmente en el área del embalaje de artículos cosméticos y de lujo.
Una de las mayores ventajas que se encuentran en el embalaje de plástico es su alta relación "rendimiento/peso", su ligereza (que permite ahorrar en el transporte) y su alto poder calorífico que mejora su eficiencia de incineración.
Los embalajes transparentes y semitransparentes suelen asociarse a productos de lujo o de alto valor añadido, y la versatilidad y flexibilidad de diseño que ofrece el plástico dan vida a un embalaje que destacará sobre los productos de la competencia.
El movimiento hacia estos materiales se ha visto impulsado por las características y ventajas específicas que los plásticos aportan a las aplicaciones de embalaje de alta gama, entre las que se encuentran:
- permitir al cliente ver el interior del producto y comprobar fácilmente el contenido
- efectos especializados con visibilidad total o parcial
- acabados brillantes que añaden interés al paquete
- resistencia a la humedad
- excelente capacidad de coloreado
- buenas propiedades de plegado y troquelado
- reciclabilidad